El rincón del pediatra

Dr. Fernando García-Sala Viguer | Pediatra colegiado Nº 7565

La época estival es esperada todos los años por los niños y niñas para poder salir durante ese tiempo de la rutina diaria, de los horarios rígidos y de la asistencia a la escuela. El verano es tiempo de descansar y disfrutar de momentos entrañables que cuando sean adultos recordarán con nostalgia.

Durante el verano están más expuestos a una serie de peligros que durante el resto del año, así, está comprobado que los accidentes infantiles aumentan durante el estío. Si nos decantamos por veranear en la montaña deberemos de tener en cuenta una serie de recomendaciones para nuestros hijos. En primer lugar aunque no estemos en el mar ni en la nieve, la protección solar es fundamental sobre todo en los de pieles más blancas aunque los más morenos también se deben de proteger pues el sol igualmente les puede quemar. Por otro lado estemos alertas a posibles accidentes como caídas por la montaña o en bicicleta, intoxicación por cualquier fruto que puedan tomar, vigilar los baños en piscinas por las frecuentes conjuntivitis y el peligro de ahogamiento y atentos a los baños en los ríos pues muchas cuencas son peligrosas aunque el niño sepa nadar por la existencia de corrientes que pueden abocarlo a situaciones dramáticas. Las picaduras de insectos son frecuentes por lo que deberemos de utilizar repelentes para tal menester y ojo con las picaduras de alacranes o de pequeños reptiles que se pueden encontrar en riscos o cañadas. El niño es muy curioso y en muchas ocasiones no mide el peligro de las cosas por lo que se puede encontrar con situaciones peligrosas por desconocimiento. Es fundamental disponer en casa de un pequeño botiquín para curas de urgencia y tener localizado en servicio médico próximo donde poder acudir en caso de emergencia.

Si nuestro verano se desarrolla en la playa, esta también pueden encerrar peligros para los niños. Así, también utilizaremos protección solar, de forma más intensa que en la montaña por ser los rayos más fuertes debido al espejo del mar y por otro lado los niños están continuamente a remojo en la playa y aunque las cremas actuales resisten bien el agua deberemos aplicarlas varias veces al día para que sean del todo efectivas. Prestar mucha atención a los posibles golpes de calor debido a las altas temperaturas, procurar que utilicen gorros y que además de hidratación oral abundante con líquidos, refresquen la piel de forma continua con agua. Otro riesgo inherente al mar es el posible ahogamiento. Respetar las banderas que indican el estado del mar y no perdáis nunca de vista a vuestro hijo, cualquier despiste puede ser fatal. Atentos a la alimentación fuera de casa por el peligro de diarreas por mala conservación de los alimentos. Por otro lado, en los últimos años padecemos un aumento de las temidas medusas que son las causantes del mayor número de visitas al puesto de la Cruz Roja que existe en las playas. Si les pica una, es importante no utilizar agua dulce para limpiar la zona debido a que al haber un cambio de osmolaridad por el contraste agua salada – agua dulce, se rompan las células adheridas a la piel y liberen más líquido urticante. Utilicemos suero fisiológico o agua de mar. No frotar la zona ni con una toalla ni con arena de la playa, eso hará que diseminemos los tentáculos adheridos y la lesión será mucho mayor. Por otro lado podemos aplacar el dolor aplicando durante 15 minutos una bolsa con hielo en su interior. Deberemos acudir al puesto sanitario más próximo en el que se nos administrará un antihistamínico para disminuir la quemazón y el dolor y si es posible, con una pinza, nos quitarán los tentáculos de la medusa que tengamos adheridos a la piel. Si los síntomas persisten utilizaremos corticoides por vía local mediante pomadas o por vía general si fuera necesario.

El verano es para disfrutar y descansar, protejamos a los nuestros de posibles contingencias que nos puedan amargar este periodo.