El rincón del pediatra

Dr. Fernando García-Sala Viguer | Pediatra colegiado Nº 7565

El juego es una actividad natural de inicio en la primera infancia que se produce en primer lugar por el impulso que tienen los niños hacia el movimiento y la exploración del entorno, en segundo lugar por la necesidad de obtener un contacto afectivo y social y en tercer lugar por el uso del medio en el que viven. Es fundamental para el desarrollo intelectual y social, para adquirir cultura de equipo, destreza, habilidad y competencia y es primordial para que alcance la socialización plena.

Por medio del juego, el niño o la niña desarrollan competencias humanas como son la imaginación, las habilidades artísticas y creativas, la motricidad, el lenguaje, las actitudes y valores y sobre todo tiene un gran papel en la regulación afectiva y emocional. Mediante el juego los niños crean formatos interactivos con las personas y con los objetos, ya que la actividad lúdica tiene un alto componente de imitación y simulación. Constituye por tanto una actividad privilegiada para el aprendizaje espontáneo.

El juego infantil es importante porque activas los sentidos y el interés del niño por lo que le rodea, desarrolla la motricidad y favorece la actividad cerebral mejoran sus competencias comunicativas y sus relaciones sociales.

El juego evoluciona con la edad, así, el recién nacido tiene como objeto de juego su propio cuerpo, pero progresivamente los bebés interaccionarán con la madre, el padre y demás personas que conviven con él (hermanos, abuelos, amigos, vecinos, otros niños). También interaccionará con los objetos cotidianos. De 2 a 3 años aparecerá la capacidad simbólica para jugar. De 3 a 6 años tendrán más importancia los juegos de movimiento. Y de 6 a 12 años el juego reglado.

Es fundamental el incidir que mediante el juego los niños crean formatos interactivos con las personas y con los objetos, ya que la actividad lúdica tiene un alto componente de imitación y simulación. Constituye por tanto una actividad privilegiada para el aprendizaje espontáneo.

A través del juego el niño/a aprende que las cosas son y no son al mismo tiempo, de tal manera que la realidad y la ficción se entrecruzan configurando un mundo simbólico propio. La voluntad del niño y su imaginación hace que la realidad perceptiva pueda transformarse, de manera que una escoba puede llegar a ser un caballo o que una caja de cartón puede ser un coche o una cuna. En la actividad lúdica confluyen la inteligencia y la emoción, el realismo y la fantasía, el saber y la intuición.

Debemos tener presente que los niños están en edad de jugar, y por consiguiente tenemos que proporcionarles los materiales y juguetes necesarios para ello; ofrecerles los espacios y las oportunidades para que jueguen y para que puedan interactuar consigo mismos, con los demás y con el entorno.

El juguete es un elemento pedagógico fundamental para el desarrollo infantil. Es una de las herramientas culturales más importantes de que dispone el niño para conocer el mundo que le rodea. A la hora de elegir los juguetes idóneos para nuestros hijos conviene leer las etiquetas que los fabricantes incluyen sobre los materiales con los que están construidos, sobre sus instrucciones de uso, sobre aspectos de seguridad, sobre las recomendaciones pedagógicas y sobre la edad que han de tener los niños que han de jugar con ellos. Existen juguetes idóneos para cada momento evolutivo:

Hay que adquirir juguetes en cantidad reducida e ir disponiendo de ellos a lo largo de todo el año. No hay que dejarse guiar por la publicidad o la moda, enseñando al niño/a a ser crítico a la hora de elegir un juguete. Se debe evitar reponer enseguida el juguete roto o estropeado. Por último además de enseñar a jugar deberemos de enseñar a recoger y ordenar los juguetes cuando terminen de jugar.